Una vida dedicada al reggae en la isla de San Andrés
Con 40 años de trayectoria musical, el sanandresano Job Saas podría ser considerado uno de los artistas pioneros del reggae en Colombia.
‘The Farmer Singer’, como le gusta que lo llamen, fue una de las voces principales de la recordada banda The Rebels, pionera en el país en interpretar, en la década de los ochenta, además del reconocido género musical jamaiquino que hizo famoso a Bob Marley, otros ritmos caribeños como la soca y el calipso.
¿Quién no tiene en su memoria el tema ‘Banana’ y su inconfundible coro que decía ‘Yo tengo una bolita que me sube y me baja… Ay, que me sube y me baja’? Si leíste esta pregunta cantando, sabes de qué estamos hablando…
Las raíces rebeldes del reggae en Colombia
Y aunque la historia de The Rebels fue relativamente corta, pues no duró más de diez años, la banda dejó un gran legado para el reggae y la historia de la música caribeña en el país. Tres trabajos publicados con Codiscos (‘The Rebels: Made In San Andrés’, ‘De San Andrés Con Amor’ y ‘Caribbean Jam’), llevaron su sonido por Colombia, Europa y las Antillas, lugares donde cosecharon un gran número de seguidores, incluido el mismo Jorge Barón, que les dedicó una entrevista en aquella época.
Job Saas, quien interpretaba los temas de reggae, tras independizarse de la banda, encontró la manera de mantenerse activo y vigente a lo largo de estas décadas. Hoy por hoy es uno de los artistas más reconocidos en el Archipiélago, un respetado activista raizal y un embajador de la vida natural, orgánica y saludable.
“El secreto de la vida es el constante movimiento del ser humano”, asegura el artista en el documental que invitamos a ver y que acompaña esta nota. Esa energía dinámica y constante hace parte de la sabiduría que este místico ser, desde la isla de los siete colores, nos invita a conocer.
The Farmer Singer
Job Saas pasa los días en Paradise Farm – Natural Resort, su paraíso terrenal. Su tiempo se divide básicamente entre las labores en la finca, en donde trabaja la tierra como se lo enseñaron sus padres y abuelos; los ensayos con su banda The Heart Beat y su trabajo liderando el RIMM (Raizal Indigenous Musician Movement), un movimiento de músicos y artistas nativos raizales, que busca defender sus derechos y fortalecer la escena cultural del archipiélago.
Es en este lugar en donde Job Saas se recarga y llena de energía. En estas tierras, ubicadas en El Cove, al sur de la isla de San Andrés y heredadas por sus ancestros, brilla su espíritu y florece la inspiración para sus canciones.
“Mis padres y abuelos me enseñaron a trabajar la tierra y este trabajo, al igual que la música, hace parte también de mí. La naturaleza siempre ha sido el mejor lugar para componer e inspirarme”, cuenta el artista desde su casa, con su infaltable gorro de colores rastafari (verde, amarillo y rojo), que simbolizan la vegetación de Etiopía, la madre tierra y la sangre derramada por los ancestros africanos.
Saas cuenta que la música hace parte de la herencia cultural raizal y que está en cada ser de la creación. “Desde el principio había música, porque la perfecta creación de Dios ha sido siempre como una banda sinfónica con melodías. Escuchas a los pájaros cantar, los arboles crean diferentes sonidos y cuando la brisa sopla oyes diferentes músicas (…) Es parte de nuestro legado… entonces, cualquier cosa que hagamos la combinamos con música, es un estilo de vida”, aseguró.
Entre árboles de guanábana, mango, aguacate, guayaba y limón, Job Saas le canta a la vibración positiva, la protesta social, la conciencia espiritual, la unión, el cuidado del medio ambiente y el empoderamiento de la comunidad raizal de las islas. A través de su música mantiene viva la llama del reggae en San Andrés, con diferentes agrupaciones como Roots Prophecy y Roots and Culture. Con la más reciente The Heart Beat (Caribbean reggae roots), participó en eventos como el Green Moon Fest (San Andrés), el Festival Altavoz (Medellín) o el Sancocho Fest (Tuluá).También estuvo como banda invitada a los 20 años del Festival Rock al Parque (Bogotá).
Ese estilo de vida sostenible, natural y orgánico de Job Saas, ligado a la producción de la tierra, se convirtió en un atractivo para aquellos turistas que quieren tener una aproximación diferente a la isla. A Paradise Farm llegan grupos de personas que tienen el placer de conversar con un ser humano inspirador, que les cuenta de su filosofía, su arte y su vida.
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