‘Sobre el ruido’ es el debut literario como escritor de Ricardo Durán, melómano, coleccionista y periodista musical de oficio como editor en jefe de la revista de cultura pop Rolling Stone en Español.
A lo largo de 18 conversaciones organizadas cronológicamente, Ricardo nos lleva por un viaje musical y territorial en donde sus protagonistas muestran su lado más sensato para hablar de canciones, historias, industria musical estallido social, Covid-19, religión, racismo, clasismo, política, violencia, identidad, entre otras temáticas.
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Edson Velandia, Carlos Vives, Elkin Ramírez (Kraken), Dilson Diaz (La Pestilencia), Yuri Buenaventura, Simón Mejía (Bomba Estéreo), Noel Petro ‘El Burro Mocho’, Iván Benavides, Juan Carlos Fonnegra ‘Gambeta’ (Alcolirykoz), Andrés Cepeda, Santiago Cruz, Alex Okendo (Masacre), Juanes, Elkin Robinson, Héctor Buitrago, Tostao (ChocQuibTown), Teto Ocampo y Esteman han sido los elegidos para contar historias más allá de los géneros.
El periodista Diego Báez habla con el escritor sobre historias, miedos, retos, invitados, aprendizajes, anécdotas y la importancia de documentar la música en Colombia con ‘Sobre el ruido’, un proyecto que nació como un pasatiempo, pero que, gracias a la rigurosidad de Durán, termina siendo un gran logro personal y profesional para el escritor.
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¿En qué momento de la vida uno dice «voy a hacer un libro»?
Uno casi nunca está preparado para hacer algo, además, es muy malo esperar a estar preparado para hacer algo en la vida porque se convierte en una excusa para no hacer las vainas. Ni si quiera trabajaba en periodismo musical cuando decidí hacer un libro.
Lo que en un momento empezó siendo un pasatiempo, se convirtió en mi trabajo cuando entré a Rolling Stone. Allí empecé a tener acceso a grandes personajes de la música, pero a la vez, tuve que dejar el libro quieto casi seis años porque las entrevistas que hacía las publicaba en la revista. De igual manera, durante ese tiempo hice otro tipo de trabajo que sirvió más adelante para publicar ‘Sobre el ruido’.
Hay que echarse al agua, ensayo y error. Siempre habrá un libro mejor que el de uno, pero también siempre habrá un montón de libros peores que el de uno.
¿Hubo una línea editorial o temática general para elegir a los personajes que hacen parte de ‘Sobre el ruido’? ¿Cómo se llevó a cabo la curaduría para seleccionarlos?
Después de entrevistar a varios personajes tomé la decisión de parar y seleccionar porque uno se puede pasar toda la vida entrevistando gente y nunca termina el libro.
Elegí a personajes que, en mi opinión, tienen una historia importante detrás, que me interesaban y que daban un panorama muy amplio en géneros musicales como tener desde el death metal de Masacre hasta el pop de Esteman, y en el país a nivel territorial al tener a Elkin Robinson de Providencia, a Yuri Buenaventura de Buenaventura, a Edson Velandia de Santander, a Tostao de Chocó, entre otros ejemplos. El panorama también es amplio en edades y generaciones como tener a Esteman y a Noel Petro ‘El Burro Mocho’.
¿La persona que compre el libro ‘Sobre el ruido’ qué tipo de historias se encuentra?
No son entrevistas promocionales ni hablando de su nuevo sencillo. Son conversaciones atemporales, historias de vida, opiniones en aspectos como la industria de la música, la pandemia del Covid-19, el estallido social, la religión, el racismo, el clasismo, la política, la violencia y la identidad.
¿Hubo invitados que se quedaron por fuera del libro? ¿Por qué?
Me habría gustado tener a Fruko, me enredé y al final no pude gestionarlo. Hubiera sido bueno tener al Cholo Valderrama. Intenté tener personajes urbanos, pero había que hacer mucha antesala; entonces dije: «el libro se sostiene por sí solo con los personajes que hay».
¿Por qué solo los protagonistas de las conversaciones de este libro son hombres?
Cuando se lee el prólogo y la introducción del libro, hecho por María Isabel Ramírez, el lector se da cuenta por qué éste es solo un libro de hombres. Es una denuncia, en ese aparte del libro porque a las mujeres se les exige siempre estar estéticamente producidas, preparadas, vestidas y maquilladas para una entrevista mientras que a los hombres no.
Estoy seguro que, en la industria de la música, muchas artistas, ejecutivas y mujeres en la escena musical han sido víctimas de acoso, persecución y presiones. A las artistas femeninas no les gusta, con toda razón, atender a los medios si no están en promoción porque cuando lo hacen se exponen a muchas cosas a las que no se exponen los hombres como que las vean si están flacas o gordas, si dicen groserías o si están peinadas.
Hablando un día con alguien de una disquera me decía que casi no firman artistas mujeres que dizque porque es más caro. Me contaba que cuando se sale de gira con un hombre se invierte en la ropa, el transporte, la alimentación y listo, mientras que con una mujer tiene que sumarle el maquillador, los accesorios, el peinado, etc. Es muy injusto y por eso el libro plantea esa situación en el prólogo. Sin embargo, la idea es hacer otro libro con mujeres y ya estoy trabajando en ello.
¿Hay algún propósito adicional, además, de ser un logro y un reto personal el escribir un libro?
Siempre hay que intentar aportar de alguna manera al periodismo musical y a la historia de la música en Colombia. Este libro documenta muchas historias que no están escritas y no para decir «vea, yo las documenté» sino para que dentro de unos años le sirvan a alguien que quiera escribir algo sobre Alcolirykoz, La Pestilencia, Andrés Cepeda o Elkin Robinson. En ‘Sobre el ruido’ seguro encontrará cosas que le van a servir.
En Colombia nos hace falta mucha documentación musical. Por ejemplo, en Argentina, hay cientos de libros de la música de allá. Acá no pasa eso. Acá muchos libros son muy académicos y muchos otros que, al ser financiados con recursos del estado, son un problema porque terminan siendo casi propaganda para el gobernante de turno.
Intenté sacar el libro con editoriales grandes, pero no lo logré. Sin embargo, el sacarlo de manera independiente me dio más ánimo para escribir lo que quería decir y de la manera en que lo quería decir.
¿Qué aprendizajes le dejó ‘Sobre el ruido’ a Ricardo Durán?
Que hay que echarse al agua sin importar si se está preparado o no, o si se tiene una editorial o disquera que lo apoye. Me ha enseñado el lado del artista independiente, que tiene que estar con su caja de discos de un lado a otro intentando vender su producto; me ha tocado hacerlo y lo valoro mucho.
La clave de todo es el manejo de las expectativas de uno mismo. Hay que estar aterrizado y tratar de hacer las cosas bien para que las cosas sean el fin. El objetivo no es vender un montón de libros o que me feliciten, el objetivo es que el libro sea un buen libro, sirva y me deje la conciencia tranquila, y esto último ya lo logró.
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