La larga fila para entrar era la evidencia de la expectativa. El cambio de locación de Theatron a la Bolera San Francisco de entrada daba una idea de que la rumba también iba a cambiar de tono. Las fiestas en el centro toman otro sentido. Hay que estar pendiente de la seguridad, lidiar con personajes de todo tipo y estar abierto a lo que venga.
Desde las 10 pm la policía merodeaba el lugar. Indigentes pasaban ofreciendo mercancías de todo tipo o viendo a qué distraído dejaban sin pertenencias. Alguien en la fila dijo que la rumba tenía un aspecto de “rave”, de esos en los que conocimos la música de Miss Kittin y The Hacker hace al menos 10 años. La diferencia: el público ha cambiado, la organización ha cambiado y ahora hay redes y todo tipo de dispositivos.
Julio Victoria se encargó de ir guiando a los asistentes por el baile y los efectos del ambiente. Si en la fila hacía un poco de frío y por momentos llovía, al bajar las escaleras a la bodega de tipo industrial con estructuras metálicas rojas gigantes se sentía el calor humano que comenzaba a juntarse ante la cantidad de personas y temperatura. “Tiene una capacidad para 1.500 personas”, decían entre los organizadores. Algo que al parecer, hay que replantear.
Miss Kittin y The Hacker pasaron entre el público para llegar a la tarima. Los más cuerdos en ese momento los reconocieron pero verlos juntos arriba fue algo inesperado. Según se había establecido cada uno tendría su set aparte, aunque para sus fans, mucho mejor así. Previo a su arribo a Bogotá, Kittin tuvo un aterrizaje de emergencia en México que describió como uno de los vuelos en los que más susto ha tenido en su vida. Quizás esa fue la razón por la que le faltó brillo en su show en Bogotá.
Después de un poco más de dos horas el sonido comenzó a bajar pero la música aún no había estallado. Esto inició una serie de chiflidos e inconformidad de parte del público que incluso alcanzó a lanzar cosas sobre los DJ’s. Dos letreros que proyectaron en la pantalla terminó de aumentar el descontento y la rabia y tristeza se apoderaron del lugar.
“Por orden de la policía vamos a bajar el volumen” y “Gracias por venir. Por orden de la Policía esto se termina”, fueron las frases con las que el público tuvo que tomar sus cosas y buscar un nuevo destino.
No hubo manera alguna de convencer a la policía así el permiso estuviera tramitado hasta las 5 o ¿cómo asegurar que adentro todos se portaban como unas santas palomas?
“Estamos tan tristes como todos. El plan era que la fiesta fuera hasta las 5am pero la Policía no lo permitió”, dijo a Colectivo Sonoro uno de los organizadores de Fantastik.co. La empresa agrega que el concierto se cumplió en un 95% de acuerdo al comunicado emitido sobre el incidente.
Para agregar:
-No puede pasar que en un evento de este tipo el agua se termine. Y tampoco que el valor por una botella sea de $10.000.
-Si la logística es fuerte con las requisas al ingreso, también debe velar por hacer un filtro del personal. No es ameno tener que bailar mirando a todos lados por miedo a salir sin nada por la presencia de ladrones.
-Si bien el lugar estaba copado, al fondo de la Bolera había espacio disponible. El público también puede ayudar a evitar las aglomeraciones.
-Bien sea porque les faltó una hora de show o porque simplemente no hubo conexión, la gente esperaba más del toque de Miss Kittin y The Hacker.
-No es tan difícil hacer una fila y pedir que la gente la haga. Al final, las personas del vestier leían los números de las bolsas como en un bingo de pueblo.
-Evite hacer el oso. Mucho borracho o cruzado terminó solo en la calle buscando un parche al que pudiera pegársele. Recuerden consumir con moderación.