Nunatak es una banda formada por cinco músicos, Adrián Gutiérrez, Gonzalo Ruíz, Nando Besada, Alex Dumdaca y Pedro Hernández, que hacen un pop luminoso, épico y expansivo con un estilo y sonido muy personal. Dicen de ellos que un concierto de Nunatak es un viaje de emociones musicales, con canciones coreables y emocionantes, y una energía que contagia al público desde el preciosismo hasta la euforia colectiva.
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En el Día de la Madre Tierra, Nunatak publica su segunda Sesión Salvaje, una canción que habla del orgullo de ser “Hijo de la Tierra”, con la producción de Ale Costa y la colaboración de David Ruiz, de La M.O.D.A. Tras la salida de «Nunatak y las Flores Salvajes», en enero de 2020, con un lanzamiento truncado por la crisis sanitaria de la Covid-19 que impidió la gira de presentación de su cuarto álbum, Nunatak presenta ahora las Sesiones Salvajes, una deconstrucción de tres de sus temas con la reinterpretación de los mismos, bajo el prisma de tres reconocidos productores, y con la voz de tres colaboradores de lujo. Un proyecto meditado y desarrollado por Nunatak con la ayuda de los Reactivos Culturales del Ayuntamiento de Murcia.
La primera de esta serie fue «Mi Gran Virtud», con la colaboración de Víctor Cabezuelo (Rufus T. Firefly). Un camino apasionante de nuevas pistas de elegancia, acabados lo-fi y una interpretación tranquila y calmada, puro descubrimiento de los límites artísticos, en el que una canción se re-imagina manteniendo los mismos músicos, la misma esencia, pero con una nueva mirada, una nueva chispa, que arroja como resultado temas originales con entidad propia que demuestran que no existe un punto de vista único.
La segunda entrega de las Sesiones Salvajes llega con una potente versión de “Hijo de la Tierra”. Esta vez con la producción de Ale Acosta (Fuel Fandango, Enrique Morente, La Pulquería, Chambao…), quien erosiona la superficie del tema con sonidos repletos de aristas y ritmos con un compás irresistible. Las arrugas en la voz de uno de los cantantes más reconocibles y únicos del país, David Ruiz de La M.O.D.A., parecían estar diseñadas para esta melodía, para desbordar de emoción unos versos que hablan del amor a las cosas que crecen, de sudor, de trabajo y del orgullo de ser Hijo de la Tierra.
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