Por: Álvaro Castellanos | @alvaro_caste – Periodista, editor web y creador literario
La banda de Medellín lanza ‘Tus infiernos’, un sencillo catártico, lleno de arreglos, brillos y sutilezas. Un homenaje a los cánones de su género, apropiados y redefinidos con singularidad.
A veces los humanos tumbamos con una mano lo que construimos con la otra. Siendo mucho más sencillo destruir que crear, cometemos el error de llevar esta intemperancia a nuestras relaciones, desprovistos de la responsabilidad afectiva que siempre deberíamos asumir. Ahí reposa la intención fundamental de Tus infiernos, nueva canción del grupo de Medellín, Asuntos Pendientes. Un lanzamiento notablemente producido, prueba del extenso conocimiento grupal sobre el género del ska que vienen forjando, perfeccionando y apropiando durante quince años de un interminable proceso creativo.
Asuntos Pendientes presenta ‘Tus infiernos’, una canción enérgica e introspectiva.
La alegría del ska más refinado se deja ver desde el inicio de este sencillo. Las voces de Ximena Toro y Arturo Cardozo se alternan y retumban sobre una canción que refleja emotividad y riqueza sonora, en un andar pop positivamente digerible, con matices de punk rock por la velocidad de la pista. Un reproche, un lamento profundo, hacia el otro es el llamado en segunda persona de las voces narradoras, que dirigen sus descargos a quien desplomó lo construido, contaminado por los efectos nocivos del desamor.
«¡Y no mientas! Todo lo que tienes es por mí. Cada paso, cada nombre, Cada lío que viví Y ahora caminas loco por ahí Destrozando todo lo que un día te di».
El riff de género de la guitarra y el compás dinámico de la batería avanzan raudos mientras, atada a la primera estrofa, aparece de inmediato la segunda. Hay una queja a la ingratitud del otro y la mención a los efectos del karma, esa creencia espiritual que habla de que toda acción cometida está acompañada de fuerzas que inciden, para bien o para mal, en la vida de las personas. El karma es como un boomerang que, armónicamente, vuelve hacia quien lo lanzó, permeado por las ejecuciones de su consciencia.
«No te olvides, nunca, nunca de tu raíz. Recoge toda la mierda que dejaste aquí. Todo vuelve, es el karma y ahora te toca a ti».
Escucha los Podcast Colectivo Sonoro en Spotify, Deezer y Spreaker.
El contraste entre el cielo y el infierno, dos esferas conceptuales y opuestas que constituyen una unidad, es el motivador del coro de la canción. Esa dualidad indivisible aparece y se refleja en su título. La voz narradora manifiesta la necesidad de desvincularse del contrapeso del otro, quien jala para abajo y le impide al protagonista trascender y tomar un vuelo autónomo. Sin una transición, al igual que las primeras estrofas, el coro llega inmediatamente, haciendo que el sencillo no dé respiro.
«Ando buscando el cielo y solo veo tus infiernos, lo siento, pero lo siento. Ya no me queda tiempo».
Cuando el amor termina, la mímesis que se tejió implica una separación que en muchas ocasiones se desenvuelve negativamente. La obstinación de mantener a las malas lo que hace daño lleva a las relaciones a un punto de no retorno, a las quejas del corazón y a mirar atrás, en una fase del duelo donde ni siquiera el adversario más racional se ha desvinculado completamente del otro. De ahí, tal vez, el énfasis polifónico por parte de los integrantes de la banda, en la arenga «mírame, soy tu solución». A eso apunta la tercera estrofa de Tus infiernos.
«Este infierno que nos encerró tiene nombres, todo nos costó y aunque lejos está la absolución. Mírame, soy tu solución».
Conciertos confirmados en Colombia en 2022: fechas, lugares y precios.
Por fortuna, el duelo siempre evoluciona y después de la negación o la ira, llega la sanación. Bajo este trasegar aparece una cuarta estrofa dirigida a la recuperación de las heridas: testigos del aprendizaje y la determinación que implica pegar los pedazos rotos para poner la vista adelante. De nuevo, el recurso del canto grupal se presenta en el verso de «las buenas vibras, en el corazón».
«Hoy en la ruta, todo pinta mejor. Mi alma limpia, sin resignación, hoy en la ruta, todo pinta mejor. Las buenas vibras, en el corazón».
Después de una réplica sostenida del coro, la canción termina con un despliegue rápido, pero que en el medio trae una pausa necesaria de sentimientos atorados, en la voz de Ximena. «Oh oh oh oh oh oh (x 2)». En síntesis, la construcción melódica de Tus Infiernos traza un enfrentamiento entre la vitalidad instrumental y el discurso lírico de reclamo, desamor y recuperación.
«Ando buscando el cielo y solo veo tus infiernos. Lo siento, pero lo siento, ya no me queda tiempo».
El videoclip de la canción está sujeto a la interpretación, a perfilar conclusiones propias, probablemente orientadas hacia los conflictos familiares o hacia una conversación con nuestro niño interior. Cuenta una historia encriptada, onírica, de un drama entre un adulto y un menor, al interior de una casa. Podrían ser padre e hijo, o no. Ambos están sentados, con moretones en la cara, bajo un filtro en la imagen donde priman los tonos azules. Los dos se están viendo a sí mismos en la TV, en un video casero.
Sin embargo, el hombre se despierta angustiado en la cama del niño, después de lo que pareció ser un sueño. El color de la imagen cambia a un naranja intenso. El adulto baja apurado y el niño le apunta con una pistola de juguete. Luego le dispara y el hombre cae como si estuviera herido, en un juego que parece real. Pero es ahora el niño quien despierta, como si fuera un sueño dentro de otro. El victimario en esta ocasión es el adulto, que lo persigue, acciona su arma de juguete y resulta realmente herido, apoyando la idea de que el chico y el adulto son la misma persona. Pero, otra vez, vuelven a la situación inicial del video, donde el chico le entrega al señor un helicóptero de legos y la cara del señor comunica alivio. En medio de la historia, vemos a Asuntos Pendientes interpretar la canción con un fondo negro, adornado por humos blancos.
El ska apropiado y redefinido por Asuntos Pendientes, apunta al llamado Brass Rock: un género apalancado por el jazz, con una presencia protagónica de los vientos y que, hace décadas, puso las bases del funk y el ska. Yendo hacia atrás en el reconocimiento de sus propias raíces y hacia adelante con la hibridación de elementos alternativos, la banda de Ximena, Arturo, Ricardo, Jacobo, Luis y Gabriel da a entender que los quince años que cumplen en 2022 en realidad no son tantos. Al contrario, y haciendo un juego de palabras con el nombre de la banda, están marcando un rico camino musical donde todavía queda mucho por conseguir.
Mira también:
‘Gigantes’ de Tequendama: Lustrando el brillo de la creatividad musical.
‘Ahora o nada’ de Astronova: rock alternativo con espíritu ramonero.
‘En surcos de dolor’, el timonazo de Mástil por la memoria de nuestras víctimas.
Lo nuevo de Resonance Valley: Una terapia de choque para despojarse de los apegos.