Por: Mónica Blanco – Colaboradora de Colectivo Sonoro en México.
Conocí a Sofía Macchi por una de esas casualidades musicales que pasan cada tanto y que tanto se agradecen hace algunos meses; la contacté para una entrevista y su respuesta fue tan entusiasta entonces que desde ese momento supe del gran acierto que sería conocerle.
Me reuní con ella en una de las cafeterías que más disfruto de la Ciudad de México. Disfrutamos de un Chai con leche de almendra y un pastelito, vaya charla tan bonita con la Sofi.
Hablamos de su llegada a México, de las coincidencias que tenemos al ser extranjeras en esta linda y querida tierra, de la aventura que representó el quedarse para darle rienda suelta a su sueño de ser músico y los planes que tiene para lograrlo.
De ella puedo decir además de todo lo que descubrirán al leer la entrevista, que tiene una voz tan dulce como un alfajor argentino y que su conversación es tan amena como escuchar un bandoneón al lado de una chimenea mientras te bebes un mate y te abrigas con un sarape mexicano.
¿De tu familia eres la única músico?
No, mi hermano también, es un músico increíble, toca la guitarra, la batería, el piano y estudia para productor.
¿Cómo nace su amor, el de tu hermano y el tuyo por la música?
Recuerdo que mi papá agarraba la guitarra, nos tocaba y nos cantaba; mi mamá nos contaba que tenía una banda cuando era chica. Entonces de alguna manera nos lo inculcaron, siempre habían muchos discos, mucha música en casa.
¿Qué te motivó a irte a vivir a México?
Fue por la música. Desde que terminé la secundaria siempre hice música pero sentía que quería explorar otros caminos, me sentía un poco encerrada. En Argentina el pop no es tan fuerte como en México, no está tan explotado. No hay una escena fuerte que brinde escenarios como para quedarse, los que resaltan tienen disquera y han ido explorando en otros géneros. El pop que se escucha en Argentina es básicamente el mexicano.
Bueno, pero tu música no es sólo Pop, ¿no?
Mi pop tiene folk, es alternativo, es indie y también algo de cumbia.
¿Qué es lo que más te ha gustado de tocar en México?
De México me gusta mucho que hay público para todo y está abierto a conocer artistas todo el tiempo. El sueño de llenar un Auditorio Nacional no es tan lejano si trabajas mucho durante todo un año y logras cumplir varios objetivos. En Argentina, por ejemplo, que un artista local pop llene el River Plate, es algo utópico.
Te ganaste una beca para estudiar aquí en México, ¿con cuál canción fue?
Fue una canción que tenía «a medio hacer», (hace una pausa) bueno, envié primero una canción mía que era la que me determinaría si me daban o no una cita para una audición presencial, esa canción fue «No vuelvas más» que, de hecho, está en mi disco y en ese momento estaba en versión en balada.
Entonces, ¿ya escribías canciones?
No, (se ríe) yo hasta ese momento no sabía que podía escribir canciones, tampoco había escrito mucho, eran dos o tres, no me consideraba una compositora, tampoco había estudiado mucho al respecto.
¿Cómo fue la experiencia de estar en el taller dirigido por el gran Armando Manzanero?
Me cambió la vida. Yo venía de hacer shows en Buenos Aires donde casi todo lo que cantaba eran canciones de otros, capaz que cantaba dos o tres canciones mías; tampoco me identificaba aún como compositora, no tenía idea de lo que podía hacer aún con mi música. Estoy encontrando mi estilo a partir de hacer canciones ya con todo lo que he ido aprendiendo y lo que me falta.
¿Cómo es este ambiente entre tantos músicos con ideas y estilos tan diversos?
Estar en un espacio conviviendo con músicos y compositores que me ayudaban a meterme en este mundo fue algo así como «encontrar mi aldea» (se ríe), como un lugar de pertenencia y decir, de aquí soy, ahora entiendo todo, con razón era tan loca (risas de nuevo).
¿Qué crees que le haga falta a la música de ahora que tenía la de antes?
Creo que las canciones que más conectan con la gente son las canciones honestas, las que conectan con la emoción. Entonces, una canción que se hizo con pensamientos así, va a trascender y le va a llegar a la gente de este momento y a otras personas en 5, 10 o más años. Además de hablar de amor, que es un lenguaje universal.
El reguetón también toca un tema universal que es el sexo, y no a todos les gusta o por lo menos no lo aceptan abiertamente, ¿crees entonces que una canción que sea un hit de ese género pueda trascender de la misma manera?
Es que por ejemplo, la misoginia, esperemos que dentro de 5 años al menos, la gente ya no quiera escuchar una canción así, y no estoy diciendo que todas las canciones de reguetón sean así, porque incluso yo también compongo para otros artistas que están en este género; pero aunque la gente, me incluyo, lo relacionen con un momento de disfrute, de baile, de amigos y de antro, yo, como artista y compositor, decido qué decir, ni de hablar de misoginia, ni de poner a la mujer como un objeto en una canción de reguetón.
La responsabilidad del mensaje no sólo la tienen los artistas urbanos, la tienen todos los artistas, ¿en eso estamos de acuerdo?
Claro, porque las canciones van a quedar ahí, y te vas a morir y la canción va a quedar sonando en YouTube (risas)
Y si un día te despiertas y ya no tienes nada de tu música en la red, todo lo tuyo desaparece, todas tus cuentas ¿qué haces?
Pues como antes, salir a tocar, y a vender discos y que la gente de nuevo me conozca. De hecho es una idea que sigo teniendo arraigada. Cuando un artista a mí me gusta y lo veo en internet, ya quiero escucharlo en vivo, porque creo que eso define a un artista. Como el en vivo no hay. La tecnología puede seguir avanzando y podés tener más acceso a música pero tocar en vivo, es lo primordial. Para un artista los conciertos son sagrados. Para mí son mágicos.
Posdata para Sofi: Aún nos debemos una tabla de quesos fuertes con vino.
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