Foto cortesía Daniel Garzón.

La voz sublime de Marta Gómez

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Foto cortesía Daniel Garzón.

Crónica: Mónica Blanco.

Colaboradora Colectivo Sonoro

Indudablemente, Marta Gómez es una artista que hace del canto y de la música una experiencia inolvidable. Una vez la escuchas ya no hay vuelta de hoja, es un regalo poder disfrutar de su música hecha poesía y de la poesía que ella convierte en música.

La caleña cuenta con siete trabajos discográficos –‘Marta Gómez’ (2001), ‘Solo es vivir’ (2003), ‘Cantos de agua dulce’ (2004), ‘Entre cada palabra’ (2006), que la hizo merecedora del título a “Mejor Acto Nacional de World Music” en 2006 por el diario Boston Phoenix; ‘Musiquita’ (2009), ‘El corazón y el sombrero’ (2011), en el que rinde homenaje a Federico García Lorca; y ‘Este instante’ (2014) que estuvo nominado en Los Grammy Latino y contó con la participación de la cantante de flamenco Martirio, Andrea Echeverri y Anat Cohen.

Dueña de un estilo que podría describir entre historias y música a cualquier latinoamericano y poseedora de una de las voces más dulces, capaces de llenar con el aire que ella dice que le sale desde el alma cualquier lugar.

Marta me recibió en su casa con una sonrisa y un abrazo. Hablamos un largo rato de su vida, de su música, de las cosas que tuvo que aprender a hacer cuando comenzó a vivir sola, de lo rica que le queda la comida y lo mucho que disfruta cocinar en compañía de su hijo, del cortado que disfruta tomarse en compañía de su esposo cada día, de las historias que la hacen hacer canciones y de las canciones que la han llevado a tantos lugares a cantar.

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Mónica Blanco [MB]: ¿Cómo fue tu inicio en la música?

Marta Gómez [MG]: Divino. A la edad de mi hijo Alejandro ya cantaba. Mis papás, sin ser músicos, acertaron en su decisión de meterme a un colegio con un coro espectacular, era tan bueno y tan profesional que el Liceo Benalcázar se convirtió en el coro de la ciudad de Cali. Crecí jugando a ser músico desde los cuatro años; ensayos, entrevistas, conciertos todos los días, el cuidado de la voz, me encantaba todo eso.

[MB]: ¿Quién es Florencia Rengifo?

[MG]: Flora fue la directora de ese coro durante muchos años. Aunque ella siempre me diga que no, que es por el amor y esas cosas, a ella le debo quien soy yo, no solamente a nivel musical sino a muchos niveles. La música como una disciplina como era en este coro, era antes que nada un trabajo, yo no tuve un receso entre clases nunca, no dábamos abasto con una hora a la semana que nos daban para la actividad; así que en cuanto sonaba el timbre corríamos a ensayar y en las tardes en la casa de Flora también. Fue una responsabilidad, no lo vimos como hobby, era un orgullo, todas mis demás compañeras morían por estar en el coro. Siempre me consideré afortunada poder hacer música y haber aprendido tanto. De hecho, los discos que grabo ahora, la mayoría, cuando no son mis canciones, son canciones que aprendí en el coro. El disco que hice de navidad por ejemplo, son villancicos que aprendí en esa época, que eran raros; no mucha gente no los conoce. A Flora le llegaban casetes de música folclórica de diferentes lugares, zambas argentinas y ritmos de todas partes.

[MB]: Antes de salir del país estudiaste en Bogotá, ¿dónde y qué?

[MG]: Estudié en la Javeriana toda la parte musical teórica y flauta traversa. Yo no quería estudiar canto lírico y en ese momento no existía la opción de canto popular, entonces seguí buscando otras opciones; me hablaron de Berklee College Of Music y me sonó la idea de irme, mi familia me apoyó y, aprovechando el hecho de que la situación en Colombia no era la más estable en cuanto a seguridad, me fui. Recuerdo que ese mismo día mataron a Jaime Garzón. Me quedé en Boston por cuatro años, luego me fui a New York y allá estuve seis años hasta que me mudé a España.

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[MB]: Al haber estado la mayor parte de tu vida fuera del país, ¿cuál es tu relación con Colombia? 

[MG]: La raíz que tengo con Colombia es cada vez más fuerte y siento que es por el hecho de estar fuera. He notado que gente que está en el país no entiende el conflicto como lo entiendo yo. Estoy muy pendiente y estudio mucho la situación que se vive aquí sobretodo en Barcelona, que es donde vivo, hay un vínculo muy fuerte con Colombia. Se hacen charlas a cada rato, he visto varias charlas de Héctor Abad Faciolince, con la hija de Carlos Pizarro también he charlado en varias ocasiones sobre el conflicto cosas que en los noticieros de Colombia no se muestran. No es como que te vas del país y te olvidas.

[MB]: De todo este camino han surgido historias de viajes, de gente que has llevado a otro nivel, a uno que es el que nos concierte que es el musical, cuéntame sobre eso. 

[MG]: Me ha pasado que veo una película, leo un libro, hablo con alguien, me pasan cosas y es tanta la emoción que tengo que escribir una canción para sacar la alegría, la tristeza o la nostalgia que me haya generado. Tuve la fortuna de escribir una canción que se llama ‘Paula Ausente’ inspirada en un libro de mis autoras favoritas que es Isabel Allende. Su novela me conmovió tanto que la hice y se la hice llegar a la escritora, realmente, no esperaba que me respondiera, mi intención sólo era que la escuchara; sin embargo, me sorprendió muchísimo que a los dos días lo hiciera con una carta a mano, me dio una inmensa alegría. Después, en un homenaje que le hicieron a Isabel en una biblioteca de California, me invitaron para darle la sorpresa a ella y resultamos llorando en el escenario juntas de felicidad, nostalgia y emoción.

Y así hay muchas historias que me han sido dadas, ‘La esperanza canta’ es la historia de una mujer que tiene una fundación que es para las mujeres en Centroamérica que piden microcréditos, habla de tres mujeres con el sueño de conseguir un horno para echar a andar un negocio. Esto me pasa mucho, la gente me escribe mucho para que haga canciones, ‘Manos de mujeres’ me fue dada por una mujer de Ecuador que me mandó la historia de Manuelita Sáenz; quise escribir una canción sobre su historia pero me puse a pensar en las tantas mujeres que no  pudieron sobresalir y no aparecen en los libros, que se levantan cada día a hacer sus labores, a mantener sus familias, que han sido maltratadas y que siguen adelante sin saber que con ello están cambiando el mundo. Hay cientos de historias para contar y cantar.

[MB]: ¿Sigue siendo ‘Confesión’ la canción bandera en tus presentaciones?

[MG]: Yo compuse esa canción cuando llegué a Boston a los veinte años, fue mi primera canción, desde entonces siempre la he cantado en mis presentaciones. Nació de la nostalgia de estar fuera, de la Colombia que uno recuerda mágica y que no se da cuenta de todo lo que pasa porque es muy niño. Pienso en Cali a mediados de los ochenta y en esa época la guerra estaba en auge, de eso va la canción. El hecho de que no mencione el país hace que la gente, los inmigrantes, se apropien de ella y la tomen como historia suya.

[MB]: Marta Gómez escribe y hace música para el alma de quienes la escuchamos, ¿qué llena el alma de Marta?

[MG]: Mil cosas, la magia de las cosas sencillas aunque suene cliché. Agradezco el privilegio de ser feliz y de notarlo, esa es la clave de todo, darse cuenta de que tenemos todo para ser feliz. No quiere decir que todo el tiempo esté bien, por supuesto que me dan tristezas, y rabia, soy humana, pero he aprendido a agradecer y eso es algo que se le aprende a los niños, ellos viven el ahora. Yo estoy aprendiendo a ser así, disfruto el hecho tan sencillo de ir a tomarme un café con mi esposo después de dejar a Ale en el colegio. Eso me hace muy feliz.

[MB]: ¿Qué papel crees que deberían jugar los músicos actualmente?

[MG]: Considero que todos deberíamos tener la responsabilidad de entregar mensajes que no dañen. No juzgo a los artistas que entretienen, simplemente, me parece terrible que los niños aprendan canciones con mensajes que no van acorde a su edad; ese tipo de cosas tendrían que ser un delito, un maltrato, no debería hacernos reír.

[MB]: ¿Cómo fue la experiencia de escribir música para niños?

[MG]: Hace algunos años, antes de tener a mi hijo, me empezaron a llamar la atención las canciones de cuna, me parecían muy lindas y curiosas, muchas de ellas las aprendí en el coro. Entonces, una amiga me presentó una canción de Zully Murillo que se llama ‘Dormite’. Años después, cuando estaba embarazada, vine a Cali a conocer a Zully, nos encontramos, me la cantó y esa fue la primera semillita que tuve de querer hacer algo para niños. Me llegó una propuesta de una fundación para hacer las canciones de toda la vida de los latinoamericanos ‘Cucú cucú, cantaba la rana’ etc. y así nació ‘Coloreando’, con el que gané un Latin Grammy.

[MB]: ¿Cómo nace ‘Para la Guerra, Nada’? 

[MG]: Aunque la canción no surgió por Colombia sino por el conflicto Israel y Palestina, es un tema que nos hace reflexionar sobre a donde está direccionada nuestra energía. ¡Cuánta genialidad desperdiciada en cosas que no nos hacen felices! Lo más bonito es que no surgió de nada político, incluso ha tenido más fuerza que las que se han creado con ese fin.

[MB]: ¿A qué le temes?

 [MG]: A la indiferencia, a que el odio sea más fuerte. Me da miedo que el amor no venza.

[MB]: ¿Qué te hace inmensamente feliz?

[MG]: Mi hijo (lo señala).

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[MB]: ¿Qué has desaprendido?

[MG]: A pintar sin salirse de la raya porque hay un mundo de posibilidades cuando lo haces, te expresas mejor. A hablar bajito porque hay que decir las cosas como le salgan a uno, sino, la esencia está perdida. A ser una persona de bien. Casi todo lo que hago en mi vida es una antítesis de lo que aprendí en el colegio. Aprendí a ser feliz con poco y a valorar lo que logras con tu esfuerzo y eso no te lo enseñan en la escuela.

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