El lado infravalorado de Camilo

Joan Marín – Colaborador Colectivo Sonoro

Corría el normal y corriente 2006. La televisión pública no dejaba de transmitir novelas y realities, muchos de ellos con propuestas bastante interesantes para mí, justo en la época en que la música más ardía en mi interior. Factor X llegó a ese cajón de la casa para mostrarme que las oportunidades están para quienes las luchan como debe ser. Pero claro, este no fue mi caso. Por eso hoy soy ingeniero de software y no músico como tanto lo anhelé en aquellos momentos. Sin embargo, un peladito de unos 12 años sí la luchó en ese reality y, aunque la primera vez no llegó tan lejos, la segunda fue vencedor. Sí, es obvio que por el título ya saben de quién les hablo.

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Camilo se presentó en aquel programa de televisión en 2006 sin mucho éxito. Al año siguiente en cambio, fue el vencedor. Su premio obviamente fue grabar su primer disco llamado “Regálame tu corazón” y que fue lanzado bajo su nombre completo: Camilo Echverry. Por ahí incursionó un rato en la televisión como actor y presentador, pero al final de cuentas dejó eso de lado para dedicarse por completo a la música y la composición.

Este no es un artículo biográfico ni tampoco quiero defender lo “indefendible”, pero sí quiero que tomen un momento para analizar conmigo si realmente Camilo es tan “malo” como lo pintamos.

Muchísimos no lo saben, pero Camilo ha compuesto canciones para muchos artistas entre los que se incluyen Prince Royce, Sebastián Yatra e incluso Juanes. Pero, ¿a qué quiero llegar? Bien, Camilo es uno de los artistas más criticados de nuestra época y seguramente muchos tienen sus motivos. Incluso yo hice parte de ese hate army, siendo totalmente subjetivo con lo que realmente merece nuestra atención, pero, ¿todo esto tiene algún sentido?


Partamos de un simple hecho: Camilo aún no supera la barrera de los 30 años y aunque no es un adolescente, tampoco es lo que pudiéramos llamar “un adulto consciente”. Aunque no es hijo único, es probable que su crianza haya sido llevada desde el lado más mimado y consentido que podamos imaginar lo que desarrolló en él, un lado tremendamente sensible que hoy se refleja en todos los ámbitos de su vida. Desde el musical, hasta el personal.

Que, si bien es cierto que su melosería con Eva Luna es muy harta, a nosotros ¿qué carajos nos importa cómo sea él con su esposa? Si son tóxicos o no, ese no es problema nuestro. Finalmente, son felices y no le hacen daño a nadie. Michael Jackson no era una perita en dulce y, aún así, no dejó de ser considerado el genio musical y rey del pop de la era, aún después de fallecido. Pero más allá de su vida privada, su relación con su familia y pareja y su manera de reflejar amor hacia los demás, hay ciertos puntos que, como músico con algo de conocimiento, quiero poner a su consideración.

Aunque parece que su voz hubiera quedado atrapada en el año 2006 cuando se presentó en Factor X, no deja de tener un registro vocal impecable, una técnica que muchos otros cantantes quisieran tener y una ejecución que denota estudio, preparación, horas y horas de ensayo y perfeccionamiento. Claro, el timbre de su voz puede ser molesto para algunos, pero para otros (millones de personas) no tanto y eso básicamente sucede, porque para gustos, colores.

En cuanto a composición la tiene clarísima. Evidentemente, algunas son letras que por ratos se hacen superficiales e incluso estúpidas, pero todos los artistas tienen de eso sin dejar de ser los mejores. Una de las letras que más me gusta de él corresponde a una canción inédita hecha para su mamá. Un desarrollo ecuánime de la idea, una línea bien llevada durante los cortos párrafos y sin duda, una letra que llega al corazón de muchos por el sólo hecho de recordar, todo lo que hace nuestra madre por nosotros.


Y ni qué decir de Índigo: sin duda, es uno de los éxitos más grandes de su carrera con más de 120 millones de reproducciones y esto sólo en YouTube. Composición nada cliché, aunque muchos afirmen lo contrario. Desde mi punto de vista, formada de manera concreta, ordenada, con un inicio suave, un coro puntual e impactante y un mensaje clarísimo de agradecimiento. Yo, aun con cierto temor por los haters que ganaré, considero que esta es su mejor canción por mucho.


Ahora, en cuanto a ejecución instrumental, es seguro que su estilo se aleja bastante del gusto musical de muchos de nuestros lectores, incluso del mío. Sin embargo, es necesario aceptar que tiene un nivel de ejecución instrumental excelente. Por supuesto e igual que con el tema vocal, se ven la cantidad de horas que pasa con la guitarra, ukelele o piano, ensayando, practicando y siendo cada vez mejor.

Su imagen es excéntrica y seguro que para muchos es ridícula. Por lo mismo, se requiere bastante personalidad para mantener un estilo único que fastidia a muchos pero que, en últimas, logra hacer a Camilo único e inconfundible. Todo esto visto desde el punto de vista del marketing, elemento crucial en cualquier artista, sea cual sea el género del que hablemos.

En conversaciones con nuestro director, Camilo reconoció que existió una preparación rigurosa y extensa para lograr llegar al lugar donde está hoy. Que no nos guste su música, su manera de ser o sus constantes muestras de afecto con su esposa, no quita que Camilo sea realmente, un artista en todo el sentido de la palabra.

No es obligación de nadie admirar o repudiar a un artista ni mucho menos, es mi deseo imponer a Camilo como el ser magnífico e inigualable del siglo. Solo deseo que apreciemos la música desde su propio ser, dejando de lado superficialidades y banalidades que no suman ni restan en un mundo donde todos somos libres de ser como somos sin que eso signifique morir en el intento. Ese mundo, es la música.

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