Crónica del concierto de Faith No More en Colombia
Por Javier Carmona – Colaborador de Colectivo Sonoro
Hace un buen tiempo, cuando escuchar música pasó de ser algo que simplemente hacía por gusto a convertirse en una parte fundamental de mi vida, donde no me imagino que pase un solo día sin darle play a un disco, a cantar una canción, a intentar escribir alguna letra o al menos garabatear alguna idea, llegó a mis oídos una banda que cambiaría por completo la concepción musical que antes tenía.
Ya no existían géneros radicales, marcados, un beat de hip hop se podía marcar con la fuerza y rabia del más pesado baterista metalero y podía convivir y hacer un match perfecto con un bajo lleno de groove, unos riffs de guitarra distorsionados, un teclado haciendo completa la atmósfera y encerrando el resto de instrumentos en una misma caja, y con unas voces que pueden pasar del fraseo al canto melódico y luego al gutural en segundos. Lo más impresionante es que todo esto pasara al mismo tiempo, en una misma canción, en un mismo disco y lo mejor, que sonara perfecto.
Una banda que pudiera hacer todo esto con tranquilidad se convirtió para mí en la primera referencia de cómo, si algún día llegaba a tener una banda, quería que sonara. “Si llego a tener una banda, yo quiero que sea como Faith No More”, pensaba.
Y así de gigante, poderosa e inmensa como la veía en esa época, era casi imposible pensar en verla algún día en vivo. Y más cuando dejó de existir por muchos años. Sin embargo, cuando en 2009 vía streaming pude ver su retorno a las tarimas en el Download Fest, volvió a aparecer esa pequeña esperanza, que seis años más tarde sería una realidad. La esperada noche llegó el 18 de septiembre de 2015 en el teatro Royal Center de Bogotá y fue tal cual lo soñé.
Desde la fila se sentía que ese sueño no era solo mío y que, como yo, muchos habían estado esperando este momento. De hecho lo sabía, porque para mis más cercanos amigos los Faith No More son “el papá de lo que hacemos”. Y ese sueño, tan pronto entramos al recinto, empezó a hacerse realidad.
El concierto lo abrió Desnudos en coma, una banda caleña que está creciendo a pasos agigantados a punta de talento y trabajo duro, que a mi parecer era la banda idónea para ser la telonera de esta fiesta. ¡Cumplieron! Dieron un buen show y mostraron que están listos para grandes cosas.
Cuando acabaron los vallunos, empezaron a sonar tonadas clásicas que servían para ambientar el momento en el que todos veíamos cómo el escenario empezaba a vestirse de blanco por completo, mientras que el crew de los FNM, vestido también de un blanco impecable, ponía arreglos florares por toda la tarima.
Tan pronto todo estuvo listo, las luces bajaron y apareció en tarima Roddy Bottum, quien después de dar un breve saludo, se paró tras sus teclados y tocó los primeros acordes de ‘Motherfucker’, primer sencillo del más reciente trabajo discográfico ‘Sol Invictus’; mientras tanto Mike Bordin se instalaba en su batería, Billy Gould y Jon Hudson empuñaban el bajo y la guitarra respectivamente, y justo antes de escuchar el coro de la canción apareció tras los amplificadores el Sr. Mike Patton, para así completar la alineación y dar inicio a un show inolvidable.
El espectáculo continuó con una tripleta del ‘Angel Dust’. ‘Land of Sunshine’, ‘Caffeine’ y ‘Everything’s Ruined’ sonaron igual o mejor que en el tan aclamado disco, y entre los temas pudimos escuchar el perfecto español de Mike Patton, diciéndole al público como si fuera un locutor de esos que va recorriendo las calles en un R4 “por primera vez en Colombia: NO MÁS FE!”.
Al setlist se fueron sumando ‘Evidence’, del ‘King for a day… Fool for a lifetime’ (mi álbum favorito de la banda), seguida por la quizá más famosa y conocida canción de la banda, ‘Epic’, del ‘The Real Thing’, primer álbum de Patton como vocalista de FNM. A estas le siguieron ‘Sunny Side Up’, mostrando que su nueva placa sigue teniendo ese sonido único y característico que ha tenido la banda desde sus inicios y ‘Midlife Crisis’, en la cual la banda dejó de tocar para escuchar al público cantar el coro, a lo cual Patton respondió con un rotundo “NO!… escucha…”, seguido por el tatareo que abre la famosísima canción de The Tokens, ‘The Lion Sleep Tonight’.
Le siguieron ‘The Last Cup of Sorrow’, y ‘The Gentle Art of Making Enemies’, canciones con las cuales el público formó el mosh de la noche. Justo cuando terminaron, Roddy Bottum dirigió su mirada a una de las asistentes mientras le decía “Is that your boyfriend? Not anymore!”, para darle entrada a ‘Easy’, el cover de los Commodores, que fue precedida por ‘Separation Anxiety’, ‘Matador’, ‘Ashes to Ashes’ y ‘Superhero’, canción que cerró la primera tanda del concierto.
Después de cinco minutos en los que el público coreó el nombre de la banda y aplaudió hasta más no poder, los músicos retornaron a tarima para cerrar con broche de oro un concierto que ya era perfecto. ‘Sol Invictus’ dio apertura al encore, seguida por ‘We Care a Lot’, gran clásico y terminando con ‘Just a Man’, canción donde Patton se acercó al público y, justo antes del último coro, se lanzó a los brazos de los asistentes, cerrando este gran concierto con un crowdsurfing inolvidable.
Tal cual lo había imaginado, tanto para mí como para todos los asistentes el concierto fue un sueño hecho realidad. Afuera del recinto, muchos de mis amigos y conocidos, que de alguna manera están metidos en la movida musical, decían “después de hoy, guarde su instrumento y dedíquese a otra vaina”, pero la verdad de esta frase era, una vez más, “yo algún día quiero tener una banda como Faith No More”.
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