Cuando a través de las redes sociales se empezó a conocer acerca del Día de Rock Colombia y de la parrilla de artistas que conformaban su primera edición, miles de seguidores del género se volcaron a las taquillas para apoyar esta iniciativa.
Pero el público no fue el único que se animó a hacer parte de esta gesta, los medios y patrocinadores y las mismas bandas también dijeron presente para sumarse y hacer crecer una bola de nieve que terminó convirtiéndose en uno de los festivales nacionales pagos más poderosos de los últimos tiempos.
31 bandas, dos tarimas y más de 13 horas de rock colombiano ininterrumpido se vivieron en el Centro de Eventos Autopista Norte, lugar que abrió sus puertas para recibir y volver a unir, a través de la música, a la escena rockera del país.
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Como todo festival tuvo cosas muy buenas, por ejemplo: la puntualidad en los horarios, las tarimas ubicadas frente a frente para vivir una experiencia única donde el rock nunca dejó de respirar, el espacio de venta de mercancía para las bandas colombianas; la comida, la cerveza, y bebidas en general a un precio razonable, al igual que las activaciones.
También hay elementos que se deben mejorar para la siguiente edición (porque debe haber sí o sí Día de Rock Colombia 2018) entre ellos: un mejor foso de prensa para los fotógrafos y videografos, no es posible que a estas alturas de la vida deban estar arriesgando sus equipos entre el público y además, generando incomodidad a los asistentes por no tener un lugar digno para trabajar. Varios medios sufrieron este percance. El sonido en algunos momentos se saturaba, quizás por la acústica del lugar y porque no se llenaba para algunos shows y la voz de muchos cantantes se perdía por lo menos en la primera canción.
Más allá de lo bueno y de lo no tan bueno, la premisa y la idea creada por Don Tetto de unir al rock nacional se cumplió.
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Las 31 bandas lo dieron todo en tarima y se evidenció claramente que trabajaron duro para ofrecer un verdadero show a sus seguidores. Algunas tocaron muy poco, pero no fue un impedimento para no sudar la camiseta.
El Día de Rock Colombia demostró que trabajar en equipo sí da frutos. Un aplauso de pie a todos los que desde cualquier óptica aún creen, apoyan y camellan con y por el rock colombiano. Nos vemos en la edición 2018.
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