Por: Luisa Victoria Álvarez Gómez – Colaboradora de Colectivo Sonoro
Llega la segunda edición del Festival Internacional de Cine y Metal – FICIME, un espacio que reúne 35 producciones audiovisuales de 13 países del mundo. Desde este 21 hasta el 25 de septiembre estará disponible una programación presencial en Bogotá y Funza, además de eventos virtuales por Facebook en la cuenta oficial del festival.
Resulta una novedad para la ciudad y para el país contar con una oferta cinematográfica exclusiva de Metal, a simple vista, pareciera la proyección de videoclips, documentales de bandas o cortos relacionados con conciertos. En entrevista a su director, Sebastián Alvarado, nos centramos por conocer la necesidad de crear el festival, los retos de la gestión y producción del mismo, como también, un recorrido general sobre la escena metalera colombiana.
El FICIME propone un diálogo desde la creación audiovisual y el Metal, como también reflexiones desde la academia y la investigativo para abordar temas cotidianos como la justicia e investigación social y antropológica, sobre la memoria histórica, la denuncia y la crítica a la sociedad, además configuraciones de la identidad alrededor del género musical.
¿Por qué la necesidad de crear un festival de cine especializado en Metal en Colombia?
En el 2014 comencé a hacer un documental sobre el metal colombiano “Colombian Metalheads”, un recorrido por festivales como Rock al Parque, Manizales Grita Rock, Ibagué Ciudad Rock, y eventos privados realizados en Envigado, Facatativá, entre otros; la idea era documentar la escena metalera del país que se difundiera a nivel internacional para mostrar a las bandas al exterior.
El documental se estrenó en el Festival de Cine de Bogotá en octubre de 2016, fue el único festival que aceptó tenerlo en su selección oficial. Busqué más festivales de cine, pero no encontré, no existen festivales especializados de metal en el mundo, para ese año. Hay festivales de cine y música en general, que abarca muchos géneros, pero no específico del género.
Yo venía siendo cineclubista desde el 2010, eso me llevó a conocer CineClubes en Suba, Soacha, Chía, Madrid, Fontibón, también conocía teatros independientes, y generar relaciones con otros cinesclubistas en toda Bogotá. El cine me interesaba y el Metal lo escuchaba desde el colegio, entonces, al no encontrar un festival cinematográfico especializado en este tipo de material audiovisual, se me ocurrió pensar en un festival de cine y Metal. Inicié con unos amigos en la planeación, entré en contacto con cada espacio que conocía para plantear la idea, así fue iniciando.
¿Cómo fue ese proceso de hacer la primera edición del FICIME?
Me invitaron a un encuentro de CineClubes en México en Sonora (organizado por el Instituto Sonorense de Cultura), esa experiencia e intercambio me motivó a realizar el festival. Una vez de regreso a Colombia, hice la página web y abrí convocatoria durante seis meses, esto fue a finales de 2018. Llegaron muchas películas de diferentes países, al final se escogieron 68 de 22 países a nivel mundial. Las únicas condiciones para participar, es que tenían que hablar del Metal desde cualquier género cinematográfico, y tenían que ser en español o subtituladas al español, sencillamente porque nuestro público es de habla española.
La primera edición llamó mi atención por su programación extendida por Bogotá y alrededores, normalmente los festivales se centralizan en un solo lugar o en una zona específica, ¿por qué está decisión de dividir el festival?
La intención de hacer el FICIME en lugares independientes era para apoyar a los teatros y salas locales independientes, llevándoles una oferta cultural. Para la primera edición en el 2019, la entrada era libre sujeta a un aporte voluntario de los asistentes para apoyar estos espacios. También porque estos lugares de fomento cultural que están en los barrios nadie los conoce, y una estrategia fue darles visibilidad con el festival, que la gente los conociera y supieran de su programación propia durante el año.
Asimismo, la idea de descentralizar el cine, las personas que viven en el sur, al occidente o alrededores de la ciudad que pudiera tener una oferta cultural, porque no la hay. Todo se hace en el centro de Bogotá y no todos tienen la posibilidad de llegar o hacer un trayecto para una sola película. La filosofía era esa, llevar las películas a otros públicos que no tiene acceso a la cultura.
El metalero que va a un concierto también iría a un festival de cine y Metal, o ¿Cómo fue ese acercamiento al público?
Al comienzo fue muy difícil, porque la gente no ha entendido que el Metal no es solo un género musical, hay muchas personas que aún creen que el Metal es para entretener, están acostumbrados solo a ir a conciertos. Cuando uno les dice Festival de Cine y Metal piensan que es un “toque”. Había personas que preguntaban, “bueno, pero ¿qué bandas va a ver?”. Entonces, hablar de Metal se reduce a conciertos porque no hay nada mas relacionado con esto. Estábamos haciendo algo tan novedoso que era difícil que entendieran que solo se iban a proyectar películas relacionadas con el Metal.
Y esa relación entre cine y Metal para propiciar diálogos de temas sociales, políticos y culturales, ¿fue una excusa para articular los dos campos artísticos o era lo que querías lograr con el festival?
El cine inherentemente siempre nos va a contar algo sobre la historia de cada sociedad, de cada país, hasta las películas de Dago García nos están diciendo algo: ¿por qué tenemos esa necesidad de reír?, ¿por qué es el cine más vendido en el país? Simplemente porque tenemos que escapar del salario mínimo más bajo que tenemos… es una forma de escapar de la tristeza que es vivir en un país latinoamericano llevado por la corrupción. Queremos generar esos debates y esos reconocimientos a través del cine y a través del Metal.
De hecho, para esta segunda edición tenemos el conversatorio “El Metal y la justicia social desde el cine documental”, con Alex Okendo (vocalista de Masacre) y Nelson Varas-Díaz (director Heavy Metal Studies), a propósito de la película que inaugura esta edición, Actos de resistencia: Heavy Metal en Latinoamérica (2020) consulta acá la programación del FICIME.
Conversar alrededor de una obra audiovisual, para este caso, implica preguntarse ¿Cómo a través del cine se hace justicia social?, ¿Qué es la justicia social?, ¿Cómo Masacre desde su música ha generado conciencia y una memoria de conflicto armado colombiano? El Metal nos genera una conciencia a través de su música, de sus letras, el mensaje en sus canciones nos cuenta la historia de lo que ha pasado en Colombia y nos recuerda que no hay que olvidar. Hay mucha gente que es consciente que hacer Metal es una acción política, otros tantos que se ofenden, dice que solo es música sin ninguna incidencia en nada, y hay otros que desconocen todo y lo toman como un espacio de ocio.
Por lo pronto y mientras se intenta dilucidar diferentes visiones de la relación entre otras expresiones artísticas y el Metal, este como un canal para transmitir mensajes críticos y configuraciones de identidades, el FICIME tiene toda una programación audiovisual y conversatorios que los invita a este universo amplio del género musical a través de la imagen en movimiento.
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