Por: Álvaro Castellanos | @alvaro_caste – Periodista, editor web y creador literario.
La banda bogotana presenta Delirio y Resiliencia, un disco de estímulos poéticos musicalizados por sonidos pop, indie y rock en español.
Desde la antigüedad, las civilizaciones orientales y occidentales están de acuerdo en que los seres humanos nos complementamos de dos fuerzas opuestas. En la filosofía china, el Ying y el Yang hacen referencia a la creación y la destrucción. Y bajo las doctrinas griegas, la dualidad de Heráclito habla de la concordancia de los contrarios. Bajo este fundamento universal, el grupo de Bogotá, Colombia, Dimas y los Pexes presenta su disco Delirio y Resiliencia: una construcción discursiva y estética que se nutre de distintos referentes apropiados con originalidad.
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En Delirio y Resiliencia el concepto de dualidad está planteado desde el mismo título del álbum. El desenfreno y el altruismo se presentan como unidad a través de siete canciones que irán destapando cartas musicales postpunk, pop, indie y rock en español.
Gritando tu nombre es la primera canción del álbum de Dimas y los Pexes. La pista navega sobre un sonido indie trabajado. La voz, profunda y emocional, se hace esperar un minuto y medio y construye imágenes poéticas alrededor del deseo y de una mujer llamada Juana. El sonido recuerda a bandas como Two Door Cinema Club o The Whitest Boy Alive.
«Juana eres y ya no quieres saber del mundo, en tu rostro comprendo el fracaso de los años en el desvelo dueño sueño no me escuchando falacias, llegando tarde al amor».
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Esa voz, segundo corte de Delirio y Resiliencia, mantiene la base rítmica de la primera canción, con interpretaciones corales y ecos atmosféricos. En los riffs de guitarra habitan conexiones con bandas afines como Vampire Weekend, sumado a un rock en español que, en clave new wave, elabora sobre la obstinación frente a un amor imposible.
«Ahora vuelo dando tumbos por ahí, desacertado como mariposa y el insomnio, locura azarosa con su negra voz, te vuelve a decir que nunca (nunca) te volveré a ver, que sí, que el que ama nunca pierde».
La huella de Arctic Monkeys se deja ver en la canción #3 de Delirio y Resiliencia. Una introducción tipo Spoken Word antecede a una pieza de rock alternativo orgánica, que se desmarca de los brillos electrónicos anteriores. La letra, divertida e imaginativa, habla del vértigo de apostar, de dejarlo todo y amar sin reserva, al punto de no tener problema en desprenderse del PlayStation.
«Un juego perdido más no miento, llevo el juego en el corazón, es un vicio, pero tengo una buena razón si en el juego ya perdí. Creo yo que contigo en el amor, nunca pierdo yo por ti vendo mi PlayStation y tal vez deje pasar el momento para estar una eternidad junto a ti».
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La línea de rock alternativo dosmilera se mantiene para la cuarta canción del álbum. Con 450 voltios, Dimas y los Pexes escalan a la cima del disco y descargan un sonido veloz y festivo de riffs cortos y virtuosos, con toques postpunk y elementos discursivos inesperados, al estilo de una banda local, como Nicolás y los fumadores.
«Yo estoy solo en mi cuarto y nadie ve lo que soy capaz de hacer, solo tú te vas a la farra, hasta el otro día, yo tomo ibuprofeno todo el día. Enfermo, intento escuchar reguetón, tu voltaje marca 450 vol-ti-os».
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De vuelta a un sonido más cercano al de las dos primeras pistas, Como un Ángel apunta al rock en español de Soda Stereo y al indie rock ya referenciado. La voz, más grave y penetrante, habla de la soledad en una paradoja que rompe los cánones del tiempo y el espacio.
«El destino se ha perdido, el desierto se extiende de la vida y del presente. Se ha acabado casi todo, no hay futuro ni pasado y el corazón en la mano se va sintiendo tan solo como un ángel x4».
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Como un ángel se perfila como la carta de presentación de Delirio y Resiliencia. Una composición metafórica que da continuidad a la sexta y penúltima pista del álbum, llamada Todos estamos locos, sobre la libertad que ofrece la ausencia de cordura.
«Descontrol, descontrol, en el hospital, todos estamos locos x2 Soy yo quien va en la ambulancia, las pastillas del doctor no me dejan ver y las olas del mar me buscan para hacer estallar este hospital psiquiátrico».
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El pez es la séptima y última canción de Delirio y resiliencia. La vida, la muerte, la ilusión y la obstinación son mensajes que encierran este corte metafórico, pausado, alegre y por momentos espeso, que condensa todo el sonido entregado en el disco.
«Hay miles de peces envenenados en su interior y el pez muere y pierde. Es el amor, tú volverás, tú volverás, vas a volver, tengo esperanza».
El arte de Delirio y Resiliencia refuerza la premisa de la dualidad que encierra el concepto general del álbum. En su portada vemos a dos peces en traje, azules, simétricos, idénticos y reflejados en una composición psicodélica y multicolor, con elementos del mar y un marco que hace que la imagen parezca una carta del tarot.
Desde la portada, pasando por la música y las canciones, Dimas y los Pexes disparan 7 pistas de sonidos no programados, con referentes conocidos y a su vez redefinidos. Un viaje postpunk a las profundidades de la mente, con mil piezas sueltas y caóticas que terminan encajando en completa armonía.
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