Por: Álvaro Castellanos.
El punk no es solo repartir codazos en un pogo o bajar chorro en un andén. Es decir, también lo es, pero puede ir mucho más allá. Lo demuestran Greg Graffin y Dexter Holland, que se presentarán con Bad Religion y The Offspring este 31 de octubre en Bogotá en un concierto que reunirá a dos actos imprescindibles para el punk rock moderno.
Los títulos de Graffin y Holland bien podríamos enumerarlos como si fueran una lista de compras en el supermercado. Pero en realidad sus caminos académicos trascienden a ese chauvinismo intelectual que solo sirve para inflar egos o reforzar los intereses de quienes nos controlan y nos quieren mantener en la inmunda. En el caso de Graffin, la música le ayudó a amplificar su visión de mundo a miles de personas que ven en ella un vehículo para exigir una realidad diferente. Y en el caso de Holland, supo cómo tomar de manera prolífica caminos que lucen opuestos.
«Bad Religion siempre ha consistido en transportar el mismo mensaje, que es básicamente: la sociedad es una mierda, si no se infunde educación, ilustración y mentes abiertas (…) Cada vez que entras en un periodo en la sociedad donde esos mensajes se quiebran o la inspiración se va, entras en los momentos más oscuros de la historia», comenta Graffin en un video promocional del ‘Age of Unreason‘, decimoséptimo disco de la banda de la cruz tachada, lanzado en mayo de 2019. «Queremos, de nuevo, con este disco, encender la llama, la vela de la iluminación y esperamos que la gente nos escuche».
Gregory Walter Graffin III, calvo desde muy joven y con más aspecto de funcionario bancario que de ícono del punk, creo Bad Religion en Woodland Hills, Distrito de Los Ángeles, hace casi 40 años. Lo que comenzó como una propuesta musical entre adolescentes de secundaria que tenían en común su gusto por Black Flag y Adolescents, terminó convirtiéndose en uno de los actos más poderosos que ha visto el punk rock. Para Graffin, Bad Religion fue su manera de estudiar la evolución humana a partir de letras bien pensadas y un sonido melódico de guitarra, bajo y batería.
El líder de Bad Religion tiene una hoja de vida casi más robusta que su discografía, con estudios universitarios en Antropología y una maestría en Geología, ambos cursados en UCLA; y un Doctorado en Zoología en la Universidad de Cornell, en Nueva York, de donde consiguió su PHD por una disertación llamada ‘Evolution, Monism, Atheism, and the Naturalist Worldview‘. Ha sido profesor universitario de Ciencias humanas y naturales; y tiene dos libros con títulos que parecen spoilers, llamados: ‘Anarchy Evolution: Faith, Science, and Bad Religion in a World without God’; y ‘Population Wars: A New Perspective on Competition and Coexistence’.
Finalmente, y si como si hiciera falta seguir enumerando sus proezas académicas, el Zoological Journal of the Linnean Society divulgó hace unos años el hallazgo de un ave de patas largas y pico curvo del período Cretácico (de hace unos 100 millones de años), que fue nombrado Qiliania Graffini, en honor al inigualable Doctor Graffin, un rockstar también en la academia y que lo comprueba con un pájaro prehistórico que se lleva su nombre. Su objetivo académico, a fin de cuentas, es que las nuevas generaciones no coman entero, y que piensen y se cuestionen de forma crítica y creativa.
Durante una entrevista publicada en 2018 por The Evolution Institute, Graffin se presenta a sí mismo como: «Greg, conocido popularmente como un cantante y, en el campus de la Universidad de Cornell, conocido como Profesor Graffin. Les digo que me llamen Greg. Comencé mi interés por la evolución en la secundaria en simultáneo con el punk rock. La estudié en una banda llamada Bad Religion. Me interesé en el origen de los vertebrados y su anatomía. Pero siempre quise contar la historia con más difusión. Y es el uso que le doy a la música para elevar el entendimiento de la gente y del mundo en el que viven. En paralelo a mi interés por la música, adquirí una visión de mundo más amplia. Encontré que la evolución me explicaba mucho. Así que más recientemente la enseño para estudiantes universitarios acá en Cornell».
Sin contar sus credenciales intelectuales, la música misma de Bad Religion parece ser suficiente para evaluar a esta mente que le pone la voz a éxitos como ‘American Jesus’, ‘Sorrow’, ’21st Century Digital Boy’ y ‘Los Angeles are burning‘. En los últimos 39 años, Graffin ha compuesto más de 200 canciones sobre política, sociedad, religión, gobiernos, neoliberalismo, libertad, capitalismo, guerras, industrias culturales, medios de comunicación y condición humana; todo enmarcado en una idea general de «pesimismo optimista». De iluminar oscureciendo.
Graffin, no obstante, basa sus motivaciones musicales y científicas en un «positivismo positivo» que, aunque suene redundante, refiere a una forma de pensamiento basado en la evidencia de que las leyes naturales no bastan para explicar el mundo, lo cual descarta que sea plenamente ateo, sino más bien un naturalista que le da cabida a la religión, si bien considera que ésta atrapa a las sociedades en dogmas que restringen los alcances de su pensamiento, como también ocurre con los nacionalismos.
Diccionario del rock, según un ‘académico’ y Byron de 4 Extraños en D.C.
Y es ahí cuando, para Graffin, la ciencia debería asumir un rol con el que, infortunadamente, no se compromete. «Los científicos académicos no están generalmente interesados en los libros para el público». Para el músico nacido en Racine, Wisconsin, el punk rock está democratizado, en tanto que su acceso hoy por hoy es masivo y de amplia difusión. No así, el conocimiento científico, aún encadenado a la academia.
El disco definitivo que impulsó a Bad Religion al mainstream musical apareció en 1988. El punk, que para muchos ya arrastraba los pies por esos años, iba a tomar un nuevo aire gracias al tercer álbum de estudio de la banda de Graffin, Brett Gurewitz y Jay Bentley. En su carátula se ve a un adolescente en llamas, con una camiseta de la banda, frente a unas casas en los suburbios del sur de California. La ilustración, de Jerry Mahony, representa una especie de inmolación budista. El álbum se llama ‘Suffer’, y probablemente sin él, el punk rock norteamericano no habría tomado la fuerza que tiene hoy. Gracias al ‘Suffer’, que incluye temazos como ‘Do what you want‘ y ‘You are (the Government)’, se pavimentó un camino lo suficientemente amplio para que decenas de bandas surgieran y muchas otras se fortalecieran.
Una de esas bandas fue The Offspring.
Habiendo llegado mucho más lejos en popularidad (algo que, con seguridad, nunca le interesó a Bad Religion), The Offspring, uno de los actos de rock definitivos de los años noventa, está comandado por otro prodigio de la academia y todo un símbolo de la escena alternativa estadounidense: Dexter Holland, cuya voz y canciones pusieron a mover las cabezas de toda una generación, con un cuartel de operaciones basado en la Costa Oeste de EE.UU. A lo Nirvana, a lo Pearl Jam, a lo Red Hot Chili Peppers.
Así fue el Show de The Offspring en 2016.
Con 35 años de historia, The Offspring y Bad Religion cruzan caminos en 1994, cuando la banda de Huntington Beach, California, prensa su tercer álbum bajo la disquera Epitaph Records, propiedad de Brett Gurewitz, cofundador de BR. Lo que ni Gurewitz, ni Dexter, ni la mamá de Dexter, ni el más optimista fan de The Offspring esperaba es que el ‘Smash’ estallara como el disco de sello independiente más exitoso en la historia del rock.
Más de 16 millones de copias vendidas en todo el mundo con una fórmula que junta punk rock, ska punk, grunge y algunos anticipos de lo que hoy conocemos como pop punk adjetivan a un álbum que empujó a The Offspring a la cima del Rock ‘N Roll universal gracias a himnos que todos hemos oído hasta el cansancio, como ‘Self Steem’ y ‘Come out and play (keep’em separated)’. De ahí en adelante, con fórmulas musicales cada vez más digeribles, The Offspring sigue encaramado en la cima de los afectos de los fans en todo el planeta.
Detrás de la fama de su banda, Dexter Holland ha recorrido en paralelo una valiosa senda académica. Además de ser el «American Prankster» del rock, el músico de pelos platinados de 53 años tiene un título de pregrado en Ciencia y Biología en la Universidad del Sur de California, donde también completó una maestría en Biología Molecular. Hace unos años, Bryan Keith Holland Holland retomó su rumbo académico, detenido por más de 15 años, y en 2017 obtuvo un PHD también en Biología Molecular, gracias a un paper de 175 páginas acerca de las dinámicas moleculares del VIH y las interacciones conductoras del virus.
«Mi investigación se enfoca en el virus de inmunodeficiencia», explicó el vocalista en un comunicado de prensa citado por la revista Rolling Stone. «Estoy interesado en virología y busco recopilar de una manera sencilla qué se conoce sobre el VIH y el Sida. Más de 35 millones de personas están infectadas y viven con este virus, que le quitó la vida a más de un millón durante el último año. Creo que, sumando toda la información que tenemos sobre el VIH, en los próximos 30 años llegaremos a encontrar una cura».
Cantante de The Offspring recibe doctorado en biología molecular por tesis sobre el VIH.
Cuando Dexter abandonó su camino académico para dedicarse al punk rock debido a la intempestiva fama que le dio el ‘Smash‘ después de una década de carrera con The Offspring, su mamá y sus profesores coincidieron en que estaba cometiendo un grave error. «A la mierda; sabía que me iba a ir bien y me salí con la mía», le dijo a la Rolling Stone.
Desde el disco ‘Days go by’ de 2012, The Offspring no lanza material de estudio. Por ahora tienen en espera un nuevo disco que estaba previsto para aparecer a comienzos de 2019, pero que frenó su lanzamiento debido a una demanda del exbajista Greg K. De cualquier modo, la banda de Dexter, Noodles y Pete Parada tiene un inventario sólido de hits que vienen de álbumes como ‘Ixnay on the hombre’ (1997), ‘Americana (1998) y Conspiracy of One (2000). Por el momento, mientras el nuevo álbum aparece y la comunidad científica toma apuntes de las disertaciones de Dexter, The Offspring y Bad Religion unirán poderes en Bogotá en plena noche de Halloween para un concierto con mucho punk rock, muchos pogos, muchos clásicos y mucha ciencia.
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