Por María Hernández Miranda / Abogada, booker y coach de artistas.
Antes de iniciar este escrito me puse a repasar una por una mis notas, las tarjetas de presentación que recibí durante una semana como si en medio de tantos nombres tan diversos y hasta algunos difíciles de pronunciar fuese a encontrar la inspiración suficiente para hilar de manera medianamente inteligente unas líneas. La verdad es que no sirvió de nada, el ejercicio fue un total fiasco y aquí estoy hablando a ustedes de la mejor manera que sé: improvisando.
Para entender qué es Circulart es necesario explicar que es una rueda de negocios del sector de la música que se lleva a cabo en Medellín donde gente del país y extranjeros se ponen cita para hablar de aquello para lo cual han venido: festivales, bandas, proveedores, bookers, mánagers, en fin, la industria entera.
Realmente parece un mercado persa. Personas tan diferentes desfilando por el recinto y un eterno cuchicheo que parece no acabar.
Ya teniendo de presente qué es, les presento diez impresiones que me llevé en mi primera rueda de negocios.
- Cabe resaltar que el evento estaba bien planificado, la organización estaba impecable, las personas de logística bien capacitadas. Tenían muy claro el servicio que debían brindar.
2. Se realizó en la sede de Comfama San Ignacio, lugar central, amplio y con una arquitectura bellísima. Buena afluencia de transporte, conocida, es decir no había pierde. Quedaron encantados con las instalaciones.
3. La programación de las citas. Creo que fue el único contratiempo que hubo. Imagínese usted como artista que ha hecho la inscripción al Circulart y que quiere tener la mayor oportunidad posible de tener cita con los casi 80 personajes que había y que, al igual que usted, haya otras 400 personas intentando tener las mismas oportunidades. Inevitablemente la plataforma colapsó y muchas personas no tuvieron cómo agendar.
4. Los que pudieron venir a Medellin sabían que, simultáneamente al Circulart, se estaba llevando a cabo el Festival Altavoz y que en aras de estimular a los artistas, quienes pasaron al festival podían acceder a la rueda de negocios y mostrar su producto. Buena iniciativa aunque muchos no pudieron estar lo suficiente porque sus presentaciones se cruzaban con el horario.
5. Todos sabemos que rueda de negocios sin fiesta no es negocio, así que obligatoriamente debemos hablar de los sitios de los showcases. La Pascasia y el Teatro Matacandelas fueron los escenarios perfectos para darle el toque mágico y rústico para disfrutar de shows maravillosos con su decoración y mística. Dieron en el blanco sobre todo por la cercanía de los espacios a tan solo minutos caminando. Acertaron.
6. Como buena colombiana soy conversadora y callarme es un trabajo titánico. Si a eso le suman que no me callo en tres idiomas tienen la mezcla perfecta para encajar en estos escenarios ya que muchas de estas personas vienen por primera vez a Colombia y poco o nada hablan español y quieren saber mucho acerca de nuestra cultura y nuestra gente. Están ávidos de comprender muchos aspectos y derribar muchos mitos. Por lo menos ya hay tres coreanos que quieren volver.
7. Volviendo a las posibilidades de interacción, es una cosa loca poder sentarte en una mesa con alguien que lleva treinta años en la industria y ha sacado adelante proyectos tan importantes que uno no se imagina, gente que hizo grandes a nuestros ídolos de infancia y ver cómo de una manera linda, amable y respetuosa te enseñan y te hablan. Un espacio para crecer como empresario.
8. Nuevos amigos y contactos. Quienes me conocen saben que, fuera del ámbito laboral, soy una fiesta patronal, un relajo y me hago el ambiente en el dialecto que sea. Interactuar, ser amable, sonreír son claves en este tipo de eventos. Te ven amable y hasta te invitan para conocerte y saber quién eres. Me llevo grandes contactos y gente muy tesa con solo el poder de la amabilidad. Tip para la vida, ¡sea gente!
9. El remate. Ya todo el mundo está mamado, cansado de mantener la compostura y al otro día, la mayoría debe volver a sus trabajos, a sus vidas que naturalmente no son en Colombia; en este paraíso donde siempre hay fiesta y alegría. A ello, mezclen el alcohol y muy buena música. La receta perfecta para una tumba sin igual, estuvo maravillosa.
10. Volveré. Sin duda esta experiencia es digna de repetir. Aunque pueda parecer agotadora y extenuante vale la pena para todos aquellos que quieren hacerse un espacio en la escena musical colombiana y mundial. Este tipo de caminos hay que recorrerlos, hay que iniciar con contactos, tocar puertas y llegar hasta el anhelado sí.
Creo honestamente que estos espacios fortalecen el crecimiento personal y profesional de los artistas y de los demás integrantes de este negocio llamado música.
Por lo mismo diría yo que desde las directivas de estos eventos debieran extender la invitación a los municipios de los diferentes departamentos. Solamente en Antioquía son 125 municipios y escasamente se ven artistas diferentes a los que residen en Medellín. Incentivando procesos en las diferentes escuelas e institutos de la red de escuelas o de las municipalidades. Falta un poco de inclusión y equidad.
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