Herencia de Timbiquí es un grupo de música fusión del Pacífico colombiano que nació hace 15 años en Timbiquí, población del departamento del Cauca que cuenta con cerca de 22.000 habitantes, 4 mil de ellos en la zona urbana del municipio.
Por estos días, Herencia de Timbiquí se encuentra promocionando su nueva producción ‘Timbiquí Edition’, un disco que repasa sus mayores éxitos y presenta cuatro nuevas canciones. Sin embargo, la conversación que tuve con William Ángulo y Begner Vázquez, líderes del grupo, fue más allá de lo musical llegando a tocar el corazón de estos timbiquireños quienes hablaron de sus sueños, las problemáticas de su región, su responsabilidad social como banda y el talento de sobra que existe en su pueblo natal.
Este grupo lleva una década y media luchando y, a pesar de las adversidades, ha logrado vivir de la música desde los inicios; dando serenatas y cantando en diferentes lugares se ha abierto camino y ha sabido mantener latente el sueño de llevar el folclore de su región por todo el mundo con orgullo y con la cabeza en alto. Como todos, William y Begner quieren lo mejor para su familia, por eso sus sueños son tangibles y los anhelos de darle un futuro promisorio a los suyos los mantiene trabajando todos los días por tener una buena calidad de vida. “Nosotros soñamos con tener un apartamento en los mejores lugares de la ciudad, creemos que nos merecemos una buena vida y, lo principal, queremos darle a nuestros hijos una educación de calidad. Este es uno de los objetivos principales por el que todos los días nos levantamos a luchar con tanta fortaleza”.
Al paso de construir estos sueños, Herencia de Timbiquí mantiene firme su legado y su responsabilidad social de divulgar la música del Pacifico y de darle a conocer al mundo, a través de sus canciones, la realidad y la idiosincrasia en la que viven. “Es importante que la gente conozca la música, pero también es vital que sepan de dónde venimos y por qué nos comportamos y cantamos de esta manera. Por eso, cuando podemos, damos talleres en varias universidades del mundo donde hemos podido llegar. Además, nos gusta hacer asistencia social y estamos en pro de generar proyectos que puedan lograr que la calidad de nuestra gente mejore”.
Sin ser políticos, estos dos jóvenes sueñan con cambiar la situación en la que vive su pueblo porque sienten que los gobernantes de Timbiquí en los últimos años no han sabido ejercer un buen gobierno y tienen descuidada a la población en muchos aspectos como la educación, el empleo y los servicios públicos. “En cinco años nos imaginamos un Timbiquí con universidades, con acceso por buenas carreteras, con agua potable y luz como la gente normal. Queremos un pueblo próspero, con empresas y microempresas donde la gente no tenga que irse a buscar mejores oportunidades de vida a otros lugares. Queremos un municipio autosuficiente».
Lo que sí tienen claro William y Begner es que su población goza de unos talentos culturales muy grandes. “Una persona que vaya a Timbiquí en búsqueda de talento va a encontrar por cantidades ya sea a nivel deportivo, musical o artístico. Fácilmente, se pueden encontrar con personas tres o cuatro veces más talentosas que nosotros”.
En definitiva, estos músicos llevan la herencia de su pueblo a cuestas y poco a poco han logrado, por medio de la música, llevar un mensaje de amor, consciencia y unidad a todos los lugares del mundo.
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